Desde trabajo infantil hasta poca motivación: ¿Por qué desertan del sistema escolar los estudiantes chilenos?

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Jorge Cadenas

Diversos sostenedores entregan las razones que han pesquisado a la hora de que un alumno abandone su formación. El fenómeno, en todo caso, es multifactorial y muchas veces se incrementa si los menores son de familias migrantes.


La semana pasada, el Ministerio de Educación entregó cifras alarmantes: 50.529 estudiantes se restaron del sistema escolar chileno de 2021 a 2022. Son alumnos que deberían estar aprendiendo Matemáticas, Lenguaje o Ciencias Sociales, pero que simplemente abandonaron la escuela, colegio o liceo. En definitiva, se desvincularon. Ese es el término que utilizan las autoridades.

Pero ¿qué lleva a una familia a tomar la decisión de sacar a su hijo del sistema escolar? ¿Por qué un alumno interrumpe impetuosamente su formación? Hay sostenedores de establecimientos educacionales que tienen un acabado análisis. Y las razones son variadas.

“El Centro de Estudios del Mineduc está estudiando y profundizando en las razones que explican la desvinculación de estos 50.529 estudiantes de la educación regular, pero, de acuerdo a los datos, los análisis y a las conversaciones que hemos tenido con diversos sostenedores y actores del sistema, existen algunas hipótesis”, dice el ministro Marco Antonio Ávila.

¿Cuáles son ellas? “Los problemas económicos de las familias son muy probablemente un factor relevante tras la desvinculación, ya que este fenómeno es más pronunciado en la enseñanza media (científico-humanista y técnico-profesional), donde la desvinculación alcanza el 2,4% de la matrícula (22.818 estudiantes), que en la enseñanza básica, donde la desvinculación es del 1,4% de la matrícula (27.711 estudiantes). Y es aún más pronunciada en la educación técnico-profesional”.

“Probablemente muchos de esos estudiantes de enseñanza media han debido buscar un trabajo para apoyar a sus familias, viéndose obligados a dejar la educación formal”, añade el secretario de Estado, quien enfatiza que también han visto “que muchas familias han perdido el vínculo y la valoración que existe de la experiencia pedagógica en las escuelas”.

Los sostenedores parecen concordar. Julio Chica, encargado de Convivencia Escolar del Departamento de Administración de Educación Municipal de Independencia, dice que “gracias al trabajo que venimos desarrollando en el área de Convivencia Escolar y con el equipo de Trayectoria y Bienestar Escolar, hemos pesquisado que la salida de las y los estudiantes del sistema es multifactorial”.

Y añade: “En el caso de niñas y niños, estas se vinculan con determinantes de la salud e incompatibilidad con el horario laboral de los adultos responsables”. Pero no lo es todo, puesto que, asegura, si pertenecen a familias migrantes, “también es un factor la carencia de redes de apoyo vinculantes”. Además, expone que a veces los extranjeros terminan cambiándose de país.

Por otra parte, con las y los adolescentes, añade, “influyen aspectos como baja motivación, problemas de salud mental y poca adherencia a tratamientos de este tipo, junto con el inicio de trabajo infantil y/o adolescente para el apoyo del sustento familiar”. Finalmente, dice, para las mujeres “inciden también las labores de cuidados de hermanos/as más pequeños”.

Del mismo modo, en Quinta Normal, Jaime Romero, director de Educación de la Corporación, señala que entre marzo y octubre su comuna ha perdido cerca de un 11% de su matrícula. “Desconocemos si se matricularon finalmente en otro establecimiento”, dice.

Así, agrega que son tres los fenómenos que ha visto que predominan en la deserción: “El primero tiene que ver con la migración. Los estudiantes se mueven en función del empleo de sus padres y los migrantes muchas veces tienen empleos precarios, entonces están en continuo movimiento. Un segundo tiene que ver con lo poco efectivos que son los instrumentos de seguimiento y atención del ausentismo crónico, un predictor de la deserción. Y lo tercero tiene que ver con la temprana inserción de los jóvenes en el mundo laboral, a partir de condiciones socioeconómicas de las familias, que son extremadamente vulnerables”. Y cierra: “Muchas veces los estudiantes se ven empujados a tener que contribuir a la economía familiar y termina siendo gravitante en el ausentismo crónico y posteriormente la deserción”.

Otro ejemplo. En Estación Central, a modo de contexto, solo este año 462 alumnos se han retirado de sus 12 establecimientos municipales, aunque no necesariamente se han desescolarizado. “La deserción es un fenómeno complejo que no responde a una sola variable. Los procesos migratorios, la inestabilidad laboral, violencia intrafamiliar, el consumo problemático de drogas o el trabajo infantil, son algunos de los factores asociados al abandono del sistema escolar”, dice el alcalde Felipe Muñoz.

En tanto, en Puente Alto, Daniela Torres, secretaria de la Corporación de Salud y Educación, dice que con la vuelta a la presencialidad han registrado registrado aproximadamente 2% de deserción, lo que, asegura, tiene que ver principalmente “con las secuelas emocionales que trajo la pandemia, pero también a las vidas propias de las familias”. Asimismo, dice que han pesquisado situaciones conductuales. Para ello, han creado programa para reinsertar a quienes se han ido.

Desde la Municipalidad de Lo Espejo dicen saber que la situación es “preocupante”. El primer informe de trayectorias educativas interrumpidas señala que en su caso hay 85 estudiantes que no fueron matriculados este año en relación al 2021 y otro porcentaje importante de estudiantes con baja asistencia a clases. “Identificamos múltiples factores que motivaron este contexto, entre ellos principalmente socio-laborales de los apoderados”. Para enfrentar esto, la alcaldesa Javiera Reyes cuenta que hoy se encuentran “fortaleciendo los equipos de convivencia escolar y las duplas psicosociales, la articulación de iniciativas de encuentro entre la comunidad escolar para abordar la problemática, lo mismo con las madres, padres y apoderados” y que iniciativas como Escuelas Abiertas o Escuela en tu Barrio les ha permitido identificar situaciones sensibles.

En regiones la situación es similar a Independencia y Quinta Normal. Hacia Los Ríos, en Valdivia, donde su matrícula anual de establecimientos municipales bajó en 1.014 alumnos de 2019 a la fecha, Sandra Ascencio, jefa de la Dirección de Educación de la comuna, señala que como servicio han detectado que la deserción escolar tiene varios motivos, entre los que destaca principalmente en este último tiempo la pandemia. “Los estudiantes que venían desde las comunas aledañas a Valdivia tomaron como opción mantener a sus hijos en sus comunas de residencia”, señala. En su caso, intentarán potenciar sus programas de integración y pro retención, con el fin de revertir la estampida de estudiantes.

Mientras, en la Región de O’Higgins, donde señalan que de acuerdo al Segundo Reporte de Seguimiento de Estudiantes con Trayectoria Educativa Interrumpida o Irregular del Mineduc, hasta octubre de este año habían sido retirados sin matrícula 291 de 18.905 estudiantes (1,5%), el presidente del directorio de la Corporación Municipal, el alcalde Juan Ramón Godoy, señala que si bien se presentaron deserciones, estas, entre otras razones, tienen relación con cambios de ciudad o problemas de salud.

Así, con el fin de retener alumnos e incentivar la asistencia, el edil destaca el plan comunal Crecemos Juntos, “el cual tiene como propósito atender integralmente los aspectos socioemocionales de convivencia, equidad de género y salud mental de todas nuestras comunidades educativas, como también apoyar la continuidad y trayectoria del proceso educativo”.

Asimismo, en la Región de Ñuble, en la Municipalidad de Chillán le han puesto especial atención a la deserción escolar, “con la finalidad de evitar que los estudiantes abandonen sus estudios formales”, según detalla el alcalde Camilo Benavente. Los casos registrados en la Dirección de Educación comunal de alumnos que no continúan sus estudios en 2022 llegan a 92, lo que representa menos de un 2% del total.

Las razones que se han planteado para abandonar estudios, en el caso de Chillán, las han detectado incluso a través de entrevistas formales y, como en las otras comunas, son variadas: “Consideran, por ejemplo, desmotivación familiar, enfermedades de los cuidadores o apoderados, enfermedades no tratadas o trastornos como TEA u otras que requieren atención neurológica o falta de hábitos a nivel familiar”, señala la máxima autoridad comunal.

En esta comuna se han seguido diversas acciones para abordar cada uno de los casos de desescolarización, como un plan especial en el Liceo Marta Brunet, que busca garantizar integralmente las trayectorias educativas.

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